EL CONJUNTO
MONUMENTAL DE BELÉN; CORRESPONDIENTE AL
“HOSPITAL DE NUESTRA SEÑORA DE LA PIEDAD DE LA VILLA DE SAN ANTONIO DE CAJAMARCA”
Víctor Alberto Marín Tello
Código ORCID:
0000-0002-2866-8278.
Correo Institucional:
vamarint@unc.edu.pe.
Resumen
El presente articulo refiere que el conjunto
monumental de Belen, correspondiente al Hospital de nuestra Señora de la Piedad
de la Villa de San Antonio de Cajamarca, indica la forma de operación del
conjunto monumental de Blelén que corresponde al Hospital de Nuestra Señora de
la Piedad de la Villa de San Antonio de Cajamarca, y su requerimiento para
promover el turismo que permita generar ingresos o utilidades a la región
Cajamarca.
Es importante precisar que dicha labor la
realizan un grupo de hermadnos de Belen de creencia catolica y cristiana, que
busca promover el turismo en zona especifica lo que traeria intercambio y
compartir de conocimientos, generaria economia para la región Cajamarca
Palabras Clave
Conjunto Monumental, Turismo, Iglesia Belen.
I. INTRODUCCIÓN
La Orden de los Hermanos de Belén o los
Bethlemitas fue fundada por el Santo Hermano Pedro de San José Betancur. Llega
a Guatemala en 1651. Su objetivo era la asistencia de los enfermos desamparados
y la educación de los niños pobres. El Hermano Pedro, que pertenecía a la Orden
de Terciarios Franciscanos, fue reuniendo entorno a sí a un grupo de
Terciarios, hombres y mujeres, deseosos de servir a Cristo enfermo en los
hermanos. Vivían prácticamente como una comunidad religiosa, por lo que el
Hermano Pedro les redactó un reglamento de vida específico.
A su muerte, bajo la protección del Obispo de
Guatemala, Fray Payo Enríquez de Ribera. De una comunidad de cinco terceros dos
continuaron siendo terciarios franciscanos y abandonaron el hospital, y tres
siguieron adelante en una familia religiosa que comenzaba como el grano de
mostaza. Fueron:
Agustín de San José, en el mundo D. Agustín
Rossel, nacido en San Cristóbal de La Laguna, Tenerife, y rico terrateniente en
Costa Rica. Lo dejó todo para servir a los pobres como cocinero.
Francisco de la Trinidad, varón eximio en
caridad y virtudes que marchó a México para atender a los pobres de otras
tierras fundando la segunda casa de la Orden.
Rodrigo de la Cruz, quien por deseo expreso del
Hno. Pedro fue a su muerte el superior de la nueva familia religiosa. Ejerció
el generalato durante casi cincuenta años. Español, de ilustre familia había
nacido en Marbella, Málaga. Estaba emparentado con algunas casas fuertes de
España, entre ellas la de Alba y la de Benavente. Fue gobernador de Costa Rica
con solo veintidós años. Conquistó para la corona española la región de
Salamanca. Pero cuando se sintió Llamado por Dios, renunció al marquesado de Talamanca,
a la cuantiosa renta que este título llevaba anexa, y a los altos cargos que el
Rey de España le ofrecía, para poder atender a los más pobres entre los pobres.
La Orden Hermanos de Belén es la Primera y
única Orden religiosa fundada en América que continúa su labor (Orden
de la Caridad de San Hipólito, establecida en México, fue la primera, pero fue
suprimida en el Siglo XVIII). Los Bethlemitas pronto se propagaron por el
continente, desde México hasta Argentina. Atendían toda clase
de necesidades espirituales y materiales: fundaron hospitales, colegios,
orfanatos, iglesias… y asistieron a indios y negros (una novedad en la época).
Fuera de América abrieron casas en Canarias (España) y Roma. Tristemente, las
Cortes liberales de Cádiz de 1820 suprimieron la Orden en 1821 por
haberse dado refugio y hospitalidad en los Conventos Bethlemitas a los
independentistas de las colonias españolas.
II.
CONJUNTO MONUMENTAL DE BELÉN
II.1.
Referencias Históricas:
Está integrado por La Iglesia Belén, el Hospital
de Hombres y el Hospital de Mujeres; separado por el Jr. Junín. En efecto; es probable
que después de establecida la reducción de indígenas de Cajamarca, en 1570 como
parte del progresivo equipamiento urbano colonial, también se estableciera el
hospital en la última década del Siglo XVI, a iniciativa de los primeros
españoles que venían radicándose en Cajamarca, agrupados bajo la denominación
de los Hermanos Veinticuatro de la Hermandad de Nuestra Señora de La Piedad.
Constituidos efectivamente, por 24 españoles de Cajamarca bajo la advocación de
Nuestra señora de la Piedad “para la curación de indígenas, españoles, mestizos
y otras personas que necesiten salud”.
El
Funcionamiento inicial del hospital fue posible con el aporte económico de la
Hermandad Fundadora, así como también con el aporte del vecindario
cajamarquino, mediante colectas públicas que se realizaban periódicamente.
Hacia 1602; doña Jordana Mejía esposa del primer
encomendero Melchor Verdugo donó la Hacienda de Porcón y su Obraje al Hospital
de Nuestra Señora de la Piedad para el sostenimiento de los servicios
asistenciales. Antes de 1630, el HOSPITAL funcionaba con dos salas y una
Enfermería. Durante las dos primeras décadas del Siglo XVII, la administración
estuvo a cargo de la Orden Franciscana en Cajamarca. En 1631; Los Franciscanos
hicieron entrega del Hospital al Corregidor de Cajamarca don Francisco Gutiérrez
de Guevara. En 1674; se adquiere un Terreno ubicado en la parte superior del
Hospital de Hombres con el propósito de construir el Hospital de Mujeres de la
villa. El Arquitecto César Gálvez Tafur afirma; que hacia 1684, es casi seguro
que ya funcionaba todo un Conjunto Hospitalario, aunque de materiales pobres
como adobe y madera. Es probable que contase con Iglesia, Enfermería y Capilla
para enfermos, también Escuela y vivienda para los religiosos que por
inclemencias del tiempo sufrían deterioro.
La Orden Bethlemita, Empieza a establecerse
eficientemente, tanto con los bienes del hospital como la hacienda y el Obraje
de Porcón, así también con las donaciones de españoles y lugareños
cajamarquinos, logrando adecuadamente el mantenimiento de los servicios
hospitalarios y de las edificaciones que establecieron.
En 1699; la Orden Betlemítica se dispone a
construir su Iglesia y Hospital de Piedra cantería y con tal propósito, la
orden contrata al alarife Mestizo Joseph Morales Ayala que con 30 años de edad
diseña y dirige ésta obra arquitectónica monumental religiosa.
Joseph Morales; diseña no solo la iglesia sino
también el establecimiento hospitalario con bloques arquitectónicos definidos
adoptando antiguos modelos europeos que conforman edificaciones debidamente
entrelazadas e integradas.
La edificación de la iglesia empieza en 1699
terminando en 1744, durando 45 años, con excepción de las dos torres, según
inscripción de las imágenes de la FÉ y la CARIDAD donde coronan el frontis de
la Iglesia Belén. El texto menciona “Acabose
esta Iglesia el 18 de mayo de 1744 siendo Maestro JOSEPH Morales el 18 de mayo
de 1744”.
El 6 de Enero
1677; ( 5 de Febrero de
1677,según los Archivos inéditos de la Orden Bethlemita – Archivo eclesiástico
de Guatemala ) Fray Rodrigo de la Cruz, hermano de la orden, Un Novicio y Cinco
Frailes venidos de la Ciudad de los reyes, como representantes de la Orden
Bethlemita, asumieron la administración del Hospital de Nuestra Señora de la
Piedad de la Villa de San Antonio de Cajamarca, permaneciendo así Fray Rodrigo
De La Cruz en Cajamarca cerca de dieciocho meses organizando la nueva
administración y habiendo dispuesto la edificación de una iglesia para los
servicios religiosos “aunque pequeña, pero ricamente aderezada”…
El frontis de la Iglesia está compuesto de tres
parteas: las bases de las torres a los costados y la portada monumental al
centro; las primeras están definidas por muros lisos que rematan en frisos
adornados con rombos en relieve y sobre el muro izquierdo vemos el primer
cuerpo de una torre inconclusa cubierto de los mismos rombos.
La gran portada labrada como un retablo, consta
de tres cuerpos. En el primero dos pares de columnas salomónicas, a uno y a
otro lado de la puerta, hacen marco a cuatro hornacinas donde están las
esculturas de los santos fundadores de importantes órdenes religiosas: de
arriba abajo, San Agustín y Santo Domingo de Guzmán, a la izquierda; a la
derecha, en el mismo sentido, San Pedro Nolasco y San Francisco de Asís.
Sobrepuesto a las hojas de la puerta, sendos medallones calados representan el
escudo de la Orden Bethlemita que construyó este monumento y en los cuales
vemos las tres coronas de los Reyes Magos y la estrella de Belén. Este motivo
se repite de inmediato sobre sobre el arco donde está sostenido por dos ángeles
delicadamente tallados en las enjutas.
En el segundo cuerpo se da la misma disposición
de las columnas salomónicas, pero tan solo hay dios hornacinas con las estatuas
de San Ignacio de Loyola, a la izquierda San Juan De Dios, al otro lado. Al
centro, sobre la cornisa, una gran venera y encima de ella un ventanal
cuadrilobulado; ambos son elementos de notable efecto decorativo y de
significado religioso y esotérico respectivamente.
El tercer cuerpo carece de columnas; en cambio
las tres hornacinas cuyas concavidades presentan el tema de la venera, están
envueltas por floridas archivoltas.
La hornacina central, que permanece vacía,
(recientemente se ha colocado allí un grupo escultórico muy pobre de calidad)
es mucho mayor que los dos restantes y debió ser dedicada a un grupo
escultórico der la Sagrada Familia ya que en los nichos adyacentes están
representados San Joaquín y Santa Ana. Una gran cornisa ondulada y sobre ella
las esculturas de las tres virtudes teologales rematan esta impresionante
fachada.
Podríamos decir que es estas estatuas se resume
todo el planteamiento místico y funcional de este extraordinario conjunto
arquitectónico: la Fe, al centro, vendada (Fe Ciega) con un cáliz en la mano;
la Esperanza hacia nuestra izquierda con su simbólica ancla; y en el extremo
derecho la Caridad con un niño en los brazos; esto significa que había que
llegar aquí con Fe y Esperanza para recibir Caridad.
La fina y exuberante ornamentación que cubre
literalmente la superficie de la estructura central, hace que esta se destaque
por contraste de los lisos muros laterales que forman las bases de las torres.
Esta decoración “menuda y febril”, al decir de Héctor Velarde, es una de las
características más notable de BELÉN.
Al ingresar al interior del templo nos
encontramos en ambiente muy distinto al de las otras dos grandes Iglesia
Cajamarquinas, la Catedral y San Francisco que tienen tres naves y poco o
ningún adorno escultórico o pictórico, aquí complementando la arquitectura n os
impresiona de inmediato la proliferación de relieve predominante geométricos y
otros de inspiración vegetal.
II.2.
Sacristía
Formando ángulo recto con la nave de la Iglesia,
la sacristía es un ambiente de arquitectura muy sobria con bóveda de cañón
cuyos espesos muros de piedras desnuda exaltan la decoración tallada de la
puerta que da la patio principal, de las tres alacenas empotradas; de la
cajonería que está al frente del ingreso, sobre ella, entre columnitas
salomónicas, corres una serie de pequeñas esculturas de madera policromada, que
presentan a los fundadores de órdenes religiosas. Al centro se destaca un nicho
entre dos columnas coronadas por un frontón curvo, partido que alberga una
escultura e la Dolorosa. A la derecha, pendiente del muro, vemos una serie de
retratos de los PREFECTOS BETHLEMIAS, que se inicia con una alegoría del escudo
de la Orden, y sobre el que da a la Iglesia, se ha colocado un Cristo tallado
en madera.
II.3.
Patio
Desde el patio principal luego de retirados los
muros de adobe y techos de calamina añadidos a principio de siglo, tenemos una
imponente visión de la estructura del templo, pues a lo largo de éste corre una
arquería desde la que se elevan contrafuertes adosados al muro. La gran cúpula
con su linterna remata este conjunto verdaderamente monumental.
Una pileta labrada en piedra, que data de la
segunda mitad del Siglo XVIII, ocupa el centro del patio.
II.4.
Nicolás Moltalbo
Nicolás Montalbo nace en Cajamarca
aproximadamente en 1640 de cuna auténticamente indígena. Sus padres fueron Juan
Cavero y Juana Montalbo, pertenecientes al ayllu de forasteros de Cajamarca, es
decir de etnias originarias de otros lugares fuera de Cajamarca, que fueron
reubicadas en la época inca y agrupada para su fácil identificación en la
Huaranga de Mitimaes. En el siglo XVI, los españoles los identificaron
plenamente en cada una de las visitas que efectuaron en Cajamarca, y los
descendientes continuaron durante toda la colonia, identificándose por el ayllu
al que pertenecía su progenie. Por esta razón, Nicolás Montalbo nace también
adscrito al ayllu de los forasteros de Cajamarca, para definir su condición
racial identificándose por la línea materna al llevar el apellido Montalbo, de
su madre.
Nicolás Montalbo, probablemente se formó en los
talleres de las primeras generaciones de pintores indígenas del siglo XVII,
época en la se inicia tendencia progresivamente más acentuada de capacitación y
dedicación de los indígenas cajamarquinos a las actividades artísticas, como lo
evidencia el contrato que suscriben los indígenas Tomás de Olivares y Juan de
Sotomayor con el pintor Leonardo Jaramillo, en 1635, para que les enseñe el
oficio de pintor.
Nicolás Montalbo fue de condición económica
humilde, en su primer matrimonio edificó su casa en el barrio de San Pedro, en
la calle Real (hoy José Gálvez). Posteriormente adquiere terrenos de dos y tres
almudes, se siembra de maíz, y un terreno de medio almud lo recibe como
herencia de su primera esposa. Todas estas propiedades rurales estuvieron
ubicadas muy cerca de la Villa de Cajamarca.
Su vida artística fue de marcado éxito,
alcanzando la máxima categoría al reconocérsele como Maestro, Pintor Principal
de La Villa de San Antonio de Caxamarca, siendo probablemente uno de los
pintores más prestigiosos de su época. Junto a él trabajaron reconocidos
artistas indígenas como Tomas Carapacha y Pedro Cañare, maestros silleros
cajamarquinos con quienes hace todos los trabajos de carpintería tallada en la
iglesia de Belén, especialmente la sillería y probablemente las puertas
magníficamente talladas; el confesionario, la estantería y cajonería del
presbítero, entre otros.
Es evidente que la producción pictórica del
maestro Nicolás Montalbo, tuvo demanda en los sectores medio y alto de la
sociedad colonial cajamarquina, así como en el clero. La calidad artística de
sus lienzos fue el principal argumento que tuvo la exigente orden religiosa de
Belén para contraer sus servicios como artista, para pintar y decorar el
interior de la iglesia de Nuestra Señora de la Piedad. Así lo manifiesta
Montalbo en una de las cláusulas de su testamento al afirmar que:
…”Declaro
que de servicio personal que serví en la iglesia de dicho hospital, me deben
ajustar todas las cuentas treinta pesos de a ocho reales, el M.R. Pe. Prefecto
Fray Joseph de Santa María que es actual en dicho convento, mando a mis
herederos reciba y cobre por mis bienes”.
El pintado y decoración de la iglesia de Belén,
bien puede constituirse en la obra más importante del maestro Nicolás Montalbo,
en la que incorpora magistralmente los colores y la concepción plástica de
tradición andina de Cajamarca de hojarascas, rombos y colores: ocre o rojo
indio, amarillo oro y verde sobre fondo crema; así como también la
impresionante alegoría del reino celestial de la cúpula central, como elementos
centrales de la exuberante ornamentación de la monumental arquitectura barroca
en Cajamarca, otorgándole una espectacular belleza.
Como pintor, su producción debe haber sido
considerable, sin embargo, como el anonimato era una característica de los
pintores y artistas del siglo XVII y XVIII, es casi imposible identificar los
lienzos de cada uno de los pintores y sus obras artísticas en general, pueden
estar en colecciones particulares y en las mismas órdenes religiosas de
Cajamarca; sin embargo, por el nombre de lienzo es posible reconocer los
cuadros que el maestro, Montalbo hizo para la iglesia de Belén información que
el mismo pintor declara en otra cláusula de su testamento:
-“Ítem declaro que tengo en mi poder tres varas
de tocuyo y un bastidor de dos varas y un cuarto de largo y de ancho vara tres
cuartas, el cual está estirado y dibujado, mando, se le devuelva al M.R. Pe.
Fray Esteban de Moncada, quien me las dio para hacerles una imagen de la
MERCED, y no me ha dado su R.P. nada de hechura ni para colores”.
La imagen de la Virgen de la Merced, ya no
existe actualmente. Además, podemos atribuirle al Maestro Nicolás Montalbo
otros cuadros hermosos existentes actualmente en la iglesia de Belén, como
JESÚS ANTE PILATOS, de 3.20 x 2.20, óleo sobre lienzo en el que el autor
escenifica el juicio de PILATOS, cuadro que puede constituirse en lo más
característico de la pintura de Nicolás Montalbo conocido a la fecha en la que
se evidencia la calidad artística del maestro PINTOR PRINCIPAL DE LA VILLA DE
CAJAMARCA.
Nicolás Montalbo, fue además un notable escultor
de imágenes del bulto de santos y santas de la imaginería religiosa católica de
Cajamarca, como el mismo afirma.
…”Le tengo al general Baltazar Caballero de
Quiroz DOS NIÑOS DE BULTO DEL ALTAR, de media vara, el cual mando se le
entreguen sin pedirle hechura que así es mi voluntad”.
Muchas imágenes de bulto de los primeros años
del siglo XVIII, existen actualmente en la iglesia de Belén, los mismos que
podríamos asignarle al maestro Nicolás Montalbo, como por ejemplo San Crispín y
San Cipriano o el Cristo Crucificado en dos metros de altura, aproximadamente,
de gran calidad artística. De igual manera, los dos niños Jesús entre otras
imágenes existentes.
En su vida religiosa, Montalbo se convierte en
fiel devoto de la orden Bethlemita, como consecuencia de la relación laboral
intensa que establece con la orden. En su testamento expresa su voluntad para
que lo entierren en la iglesia de Belén como lo había acordado con el Prefecto
de la orden Bethlemita Fray Joseph de Santa María y con el hábito de la orden.
El maestro Nicolás Montalbo fallece en 1715, a
los 70 años de edad aproximadamente, dejando sus bienes a su única hija
reconocida, Magdalena Montalbo. Su obra artística en la Iglesia de Belén, lo
ubica como uno de los pintores indígenas más importantes de la “Escuela
Cajamarquina”. Junto al arquitecto Joseph Morales, fueron artífices de una de
las joyas arquitectónicas más importantes del barroco Cajamarquino: La Iglesia
de Belén, constituida como la más alta expresión artística cajamarquina en el
arte colonial peruano.
II.5.
EL ALARIFE JOSEPH MORALES
Nació en Cajamarca Probablemente en 1670.Sus
padres fueron el Alférez Diego Felipe Morales y Doña Andrea De Ayala.
Su Padre era ESPAÑOL y se establece en la Villa
de Cajamarca en las primeras décadas del siglo XVII. En 1644, figura entre los
españoles que adquieren solares urbanos en la traza el pueblo de Cajamarca por
composición ante el Dr. Pedro Meneses “Juez de visita, venta y composición de
casas y solares de españoles y demás mixturas que residen en el pueblo de
Cajamarca”. Diego Morales adquiere dos solares por el valor de 50 pesos de a
ocho reales, uno de los cuales estuvo ubicado en el barrio de San Pedro. Su madre
fue indígena, hija de María de la Cruz, india quintera, una casta especial de
Cajamarca Colonial que resultaba de la unión de un cholo con una indígena y el
cholo a su vez, era el resultado de la unión de un mestizo con una indígena.
Joseph Morales, por consiguiente, se forma en
las dos vertientes culturales: la occidental española y la andina cajamarquina.
Desde niño vive en el barrio de San Pedro, su hogar materno, y aprende a leer y
a escribir como lo evidencia la rúbrica y firma de su testamento. Asimismo,
tiene una formación religiosa profundamente católica, es ferviente devoto de
San Antonio y de Nuestra Señora de la Piedad, devoción preferida de la
población indígena de Cajamarca; sin embargo se inscribe en el padrón de feligreses
de la parroquia de españoles; adopta al igual que su padre, su identificación
únicamente por el apellido paterno excluyendo el apellido AYALA de su madre,
costumbre muy común en esta época y en su última voluntad testamentaria dispone
que sea enterrado en la iglesia parroquial de españoles Santa Catalina.
Joseph Morales se forma en la fase inicial del
apogeo artístico de Cajamarca en los talleres, probablemente, de los más
renombrados arquitectos cajamarquinos como Juan de Céspedes Ledesma y Matías
Peres Palomino. Observó con detalles la edificación de la iglesia Santa
Catalina y los claustros recoletanos; así como también las grandes casonas
señoriales de la arquitectura civil cajamarquina como expresión del nuevo
estilo barroco que intensamente se venía imponiendo en la Villa de Cajamarca.
Sus habilidades artísticas, tanto en el diseño como en la edificación misma, le
permitieron obtener prestigio como sucesor de los famosos maestros arquitectos
Juan de Céspedes Ledesma y Matías Peres Palomino.
Su condición de mestizo fue sumamente importante
para reinterpretar la concepción de la arquitectura barroca de acuerdo a la
tradición de la cultura andina de Cajamarca y expresarla en la arquitectura
cajamarquina con sus propias características “sui generis”, en el contexto de
la arquitectura virreinal peruana, como lo afirma el Padre Antonio San
Cristóbal. Joseph Morales formó parte del vigoroso movimiento artístico que
surgió en la Villa de Cajamarca desde la segunda mitad del siglo XVII y todo el
siglo XVIII, constituido por artistas, casi exclusivamente indígenas y mestizos
agrupados formalmente en gremios, como pintores, alarifes, silleros,
talladores, músicos, joyeros y artesanos en general con estilos muy
particulares que se difundieron en casi todo el espacio norandino, inclusive
con influencia en la costa norte; características que hoy se identifican como
Escuela Cajamarquina.
La obra de Joseph Morales es desconocida y casi
no existe información. Pero se puede deducir que desde joven asumió, como
arquitecto, la edificación de muchas casonas de españoles y criollos
cajamarquinos acomodados, adquiriendo fama tomada luego en cuenta por los
Bethlemitas para que lo contratasen como maestro arquitecto para la edificación
de su nueva iglesia de piedra de cantería tallada. Efectivamente, antes de
cumplir 30 años de edad, en 1699, suscribe contrato con la orden religiosa de
Belén para la edificación de la nueva iglesia de la orden hospitalaria. Joseph
Morales asume la elaboración del diseño y la construcción misma a dedicación
exclusiva logrando culminar la edificación en 1744, tal como lo atestiguan las
inscripciones en los pedestales de la Fe y la Caridad que coronan la fachada de
la iglesia, cuyo texto es el siguiente:
“Acabose
esta iglesia a 18 de mayo de 1744 siendo maestro Joseph Morales”
La iglesia Belén es la única iglesia de la Villa
de Cajamarca, que fue concluida por el mismo maestro arquitecto que la diseñó y
edificó. Esto manifiesta la gran unidad Arquitectónica que forma el Conjunto
Monumental de Belén.
Es importante saber que Joseph Morales convocó al Maestro pintor
Nicolás Montalbo, uno de los primeros pintores indigenistas más famosos de
Cajamarca de fines del Siglo XVII, y primeras décadas del Siglo XVIII, para que
pinte y decore el interior de la Iglesia Belén; quien en efecto, pintó el
interior de la Iglesia Belén incorporando magistralmente los colores y la
concepción Plástica de la tradición andina cajamarquina como elementos
fundamentales de la Exuberante ornamentación, otorgándole una MONUMENTAL
belleza.
Joseph Morales fue un ícono de la Escuela
Cajamarquina, sensibilidad que compartió con el pintor Nicolás Montalbo y
probablemente con otros pintores.
En su casa, según su Testamento tuvo más de 16
lienzos de Motivos religiosos, así como también imágenes de bulto de la iglesia
católica cajamarquina.
La obra sin duda más importante de Joseph
Morales definitivamente es la Iglesia Belén.
EL R.P Antonio San Cristóbal, Uno de los
estudiosos más importantes del Barroco Peruano, afirma:
…” La Iglesia Belén destaca notablemente como
uno de los más Bellos Templos Virreinales de Planta de Cruz Latina, edificadas
en el Siglo XVIII. No se observa en ésta Iglesia modificaciones o
remodelaciones que a alteren su disposición Monumental y estructural inicial.
Hoy se constituye en uno de los atractivos Turísticos más importantes de la
ciudad de Cajamarca, bajo la Administración de la Dirección Desconcentrada de
Cultura - Cajamarca.
EL maestro Joseph Morales fallece en la Villa de
Cajamarca en 1745, enterrándose sus restos en La Iglesia de Españoles Santa
Catalina.
III.
CONCLUSIONES
IV.
RECOMENDACIONES
● Promover la llegada de visitantes internaciones
y nacionales, ya que representa el 95% del total de la demanda en el departamento
de Cajamarca.
● Acrecentar la llegada de turistas al
departamento de Cajamarca y sus principales atractivos turísticos, entre ellos
el Conjunto Monumental de Belén y apuntar a un crecimiento superlativo en los
últimos años.
● Mantener el interés
del Gobierno Regional de Cajamarca (GRC) a la actividad turística
dentro del plan de reactivación económica.
V.
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