EL CONJUNTO MONUMENTAL DE BELÉN; CORRESPONDIENTE AL  “HOSPITAL DE NUESTRA SEÑORA DE LA PIEDAD DE LA VILLA DE SAN ANTONIO DE CAJAMARCA”

Víctor Alberto Marín Tello

Código ORCID:

0000-0002-2866-8278.

Correo Institucional:

vamarint@unc.edu.pe.

 

Resumen

El presente articulo refiere que el conjunto monumental de Belen, correspondiente al Hospital de nuestra Señora de la Piedad de la Villa de San Antonio de Cajamarca, indica la forma de operación del conjunto monumental de Blelén que corresponde al Hospital de Nuestra Señora de la Piedad de la Villa de San Antonio de Cajamarca, y su requerimiento para promover el turismo que permita generar ingresos o utilidades a la región Cajamarca.

Es importante precisar que dicha labor la realizan un grupo de hermadnos de Belen de creencia catolica y cristiana, que busca promover el turismo en zona especifica lo que traeria intercambio y compartir de conocimientos, generaria economia para la región Cajamarca

Palabras Clave

Conjunto Monumental, Turismo, Iglesia Belen.

 

 

I.       INTRODUCCIÓN

La Orden de los Hermanos de Belén o los Bethlemitas fue fundada por el Santo Hermano Pedro de San José Betancur. Llega a Guatemala en 1651. Su objetivo era la asistencia de los enfermos desamparados y la educación de los niños pobres. El Hermano Pedro, que pertenecía a la Orden de Terciarios Franciscanos, fue reuniendo entorno a sí a un grupo de Terciarios, hombres y mujeres, deseosos de servir a Cristo enfermo en los hermanos. Vivían prácticamente como una comunidad religiosa, por lo que el Hermano Pedro les redactó un reglamento de vida específico.

A su muerte, bajo la protección del Obispo de Guatemala, Fray Payo Enríquez de Ribera. De una comunidad de cinco terceros dos continuaron siendo terciarios franciscanos y abandonaron el hospital, y tres siguieron adelante en una familia religiosa que comenzaba como el grano de mostaza. Fueron:

Agustín de San José, en el mundo D. Agustín Rossel, nacido en San Cristóbal de La Laguna, Tenerife, y rico terrateniente en Costa Rica. Lo dejó todo para servir a los pobres como cocinero.

Francisco de la Trinidad, varón eximio en caridad y virtudes que marchó a México para atender a los pobres de otras tierras fundando la segunda casa de la Orden.

Rodrigo de la Cruz, quien por deseo expreso del Hno. Pedro fue a su muerte el superior de la nueva familia religiosa. Ejerció el generalato durante casi cincuenta años. Español, de ilustre familia había nacido en Marbella, Málaga. Estaba emparentado con algunas casas fuertes de España, entre ellas la de Alba y la de Benavente. Fue gobernador de Costa Rica con solo veintidós años. Conquistó para la corona española la región de Salamanca. Pero cuando se sintió Llamado por Dios, renunció al marquesado de Talamanca, a la cuantiosa renta que este título llevaba anexa, y a los altos cargos que el Rey de España le ofrecía, para poder atender a los más pobres entre los pobres.

La Orden Hermanos de Belén es la Primera y única Orden religiosa fundada en América que continúa su labor (Orden de la Caridad de San Hipólito, establecida en México, fue la primera, pero fue suprimida en el Siglo XVIII). Los Bethlemitas pronto se propagaron por el continente, desde México hasta Argentina. Atendían toda clase de necesidades espirituales y materiales: fundaron hospitales, colegios, orfanatos, iglesias… y asistieron a indios y negros (una novedad en la época). Fuera de América abrieron casas en Canarias (España) y Roma. Tristemente, las Cortes liberales de Cádiz de 1820 suprimieron la Orden en 1821 por haberse dado refugio y hospitalidad en los Conventos Bethlemitas a los independentistas de las colonias españolas.

 

 

 

 

II.             CONJUNTO MONUMENTAL DE BELÉN

II.1.        Referencias Históricas:

Está integrado por La Iglesia Belén, el Hospital de Hombres y el Hospital de Mujeres; separado por el Jr. Junín. En efecto; es probable que después de establecida la reducción de indígenas de Cajamarca, en 1570 como parte del progresivo equipamiento urbano colonial, también se estableciera el hospital en la última década del Siglo XVI, a iniciativa de los primeros españoles que venían radicándose en Cajamarca, agrupados bajo la denominación de los Hermanos Veinticuatro de la Hermandad de Nuestra Señora de La Piedad. Constituidos efectivamente, por 24 españoles de Cajamarca bajo la advocación de Nuestra señora de la Piedad “para la curación de indígenas, españoles, mestizos y otras personas que necesiten salud”.

 El Funcionamiento inicial del hospital fue posible con el aporte económico de la Hermandad Fundadora, así como también con el aporte del vecindario cajamarquino, mediante colectas públicas que se realizaban periódicamente.

Hacia 1602; doña Jordana Mejía esposa del primer encomendero Melchor Verdugo donó la Hacienda de Porcón y su Obraje al Hospital de Nuestra Señora de la Piedad para el sostenimiento de los servicios asistenciales. Antes de 1630, el HOSPITAL funcionaba con dos salas y una Enfermería. Durante las dos primeras décadas del Siglo XVII, la administración estuvo a cargo de la Orden Franciscana en Cajamarca. En 1631; Los Franciscanos hicieron entrega del Hospital al Corregidor de Cajamarca don Francisco Gutiérrez de Guevara. En 1674; se adquiere un Terreno ubicado en la parte superior del Hospital de Hombres con el propósito de construir el Hospital de Mujeres de la villa. El Arquitecto César Gálvez Tafur afirma; que hacia 1684, es casi seguro que ya funcionaba todo un Conjunto Hospitalario, aunque de materiales pobres como adobe y madera. Es probable que contase con Iglesia, Enfermería y Capilla para enfermos, también Escuela y vivienda para los religiosos que por inclemencias del tiempo sufrían deterioro.

La Orden Bethlemita, Empieza a establecerse eficientemente, tanto con los bienes del hospital como la hacienda y el Obraje de Porcón, así también con las donaciones de españoles y lugareños cajamarquinos, logrando adecuadamente el mantenimiento de los servicios hospitalarios y de las edificaciones que establecieron.

En 1699; la Orden Betlemítica se dispone a construir su Iglesia y Hospital de Piedra cantería y con tal propósito, la orden contrata al alarife Mestizo Joseph Morales Ayala que con 30 años de edad diseña y dirige ésta obra arquitectónica monumental religiosa.

Joseph Morales; diseña no solo la iglesia sino también el establecimiento hospitalario con bloques arquitectónicos definidos adoptando antiguos modelos europeos que conforman edificaciones debidamente entrelazadas e integradas.

La edificación de la iglesia empieza en 1699 terminando en 1744, durando 45 años, con excepción de las dos torres, según inscripción de las imágenes de la FÉ y la CARIDAD donde coronan el frontis de la Iglesia Belén. El texto menciona “Acabose esta Iglesia el 18 de mayo de 1744 siendo Maestro JOSEPH Morales el 18 de mayo de 1744”.

El 6 de Enero  1677;  ( 5 de Febrero de 1677,según los Archivos inéditos de la Orden Bethlemita – Archivo eclesiástico de Guatemala ) Fray Rodrigo de la Cruz, hermano de la orden, Un Novicio y Cinco Frailes venidos de la Ciudad de los reyes, como representantes de la Orden Bethlemita, asumieron la administración del Hospital de Nuestra Señora de la Piedad de la Villa de San Antonio de Cajamarca, permaneciendo así Fray Rodrigo De La Cruz en Cajamarca cerca de dieciocho meses organizando la nueva administración y habiendo dispuesto la edificación de una iglesia para los servicios religiosos “aunque pequeña, pero ricamente aderezada”…

El frontis de la Iglesia está compuesto de tres parteas: las bases de las torres a los costados y la portada monumental al centro; las primeras están definidas por muros lisos que rematan en frisos adornados con rombos en relieve y sobre el muro izquierdo vemos el primer cuerpo de una torre inconclusa cubierto de los mismos rombos.

La gran portada labrada como un retablo, consta de tres cuerpos. En el primero dos pares de columnas salomónicas, a uno y a otro lado de la puerta, hacen marco a cuatro hornacinas donde están las esculturas de los santos fundadores de importantes órdenes religiosas: de arriba abajo, San Agustín y Santo Domingo de Guzmán, a la izquierda; a la derecha, en el mismo sentido, San Pedro Nolasco y San Francisco de Asís. Sobrepuesto a las hojas de la puerta, sendos medallones calados representan el escudo de la Orden Bethlemita que construyó este monumento y en los cuales vemos las tres coronas de los Reyes Magos y la estrella de Belén. Este motivo se repite de inmediato sobre sobre el arco donde está sostenido por dos ángeles delicadamente tallados en las enjutas.

En el segundo cuerpo se da la misma disposición de las columnas salomónicas, pero tan solo hay dios hornacinas con las estatuas de San Ignacio de Loyola, a la izquierda San Juan De Dios, al otro lado. Al centro, sobre la cornisa, una gran venera y encima de ella un ventanal cuadrilobulado; ambos son elementos de notable efecto decorativo y de significado religioso y esotérico respectivamente.

El tercer cuerpo carece de columnas; en cambio las tres hornacinas cuyas concavidades presentan el tema de la venera, están envueltas por floridas archivoltas.

La hornacina central, que permanece vacía, (recientemente se ha colocado allí un grupo escultórico muy pobre de calidad) es mucho mayor que los dos restantes y debió ser dedicada a un grupo escultórico der la Sagrada Familia ya que en los nichos adyacentes están representados San Joaquín y Santa Ana. Una gran cornisa ondulada y sobre ella las esculturas de las tres virtudes teologales rematan esta impresionante fachada.

Podríamos decir que es estas estatuas se resume todo el planteamiento místico y funcional de este extraordinario conjunto arquitectónico: la Fe, al centro, vendada (Fe Ciega) con un cáliz en la mano; la Esperanza hacia nuestra izquierda con su simbólica ancla; y en el extremo derecho la Caridad con un niño en los brazos; esto significa que había que llegar aquí con Fe y Esperanza para recibir Caridad.

La fina y exuberante ornamentación que cubre literalmente la superficie de la estructura central, hace que esta se destaque por contraste de los lisos muros laterales que forman las bases de las torres. Esta decoración “menuda y febril”, al decir de Héctor Velarde, es una de las características más notable de BELÉN.

Al ingresar al interior del templo nos encontramos en ambiente muy distinto al de las otras dos grandes Iglesia Cajamarquinas, la Catedral y San Francisco que tienen tres naves y poco o ningún adorno escultórico o pictórico, aquí complementando la arquitectura n os impresiona de inmediato la proliferación de relieve predominante geométricos y otros de inspiración vegetal.

 

 

II.2.        Sacristía

Formando ángulo recto con la nave de la Iglesia, la sacristía es un ambiente de arquitectura muy sobria con bóveda de cañón cuyos espesos muros de piedras desnuda exaltan la decoración tallada de la puerta que da la patio principal, de las tres alacenas empotradas; de la cajonería que está al frente del ingreso, sobre ella, entre columnitas salomónicas, corres una serie de pequeñas esculturas de madera policromada, que presentan a los fundadores de órdenes religiosas. Al centro se destaca un nicho entre dos columnas coronadas por un frontón curvo, partido que alberga una escultura e la Dolorosa. A la derecha, pendiente del muro, vemos una serie de retratos de los PREFECTOS BETHLEMIAS, que se inicia con una alegoría del escudo de la Orden, y sobre el que da a la Iglesia, se ha colocado un Cristo tallado en madera.

 

II.3.        Patio

Desde el patio principal luego de retirados los muros de adobe y techos de calamina añadidos a principio de siglo, tenemos una imponente visión de la estructura del templo, pues a lo largo de éste corre una arquería desde la que se elevan contrafuertes adosados al muro. La gran cúpula con su linterna remata este conjunto verdaderamente monumental.

Una pileta labrada en piedra, que data de la segunda mitad del Siglo XVIII, ocupa el centro del patio.

II.4.        Nicolás Moltalbo

Nicolás Montalbo nace en Cajamarca aproximadamente en 1640 de cuna auténticamente indígena. Sus padres fueron Juan Cavero y Juana Montalbo, pertenecientes al ayllu de forasteros de Cajamarca, es decir de etnias originarias de otros lugares fuera de Cajamarca, que fueron reubicadas en la época inca y agrupada para su fácil identificación en la Huaranga de Mitimaes. En el siglo XVI, los españoles los identificaron plenamente en cada una de las visitas que efectuaron en Cajamarca, y los descendientes continuaron durante toda la colonia, identificándose por el ayllu al que pertenecía su progenie. Por esta razón, Nicolás Montalbo nace también adscrito al ayllu de los forasteros de Cajamarca, para definir su condición racial identificándose por la línea materna al llevar el apellido Montalbo, de su madre.

Nicolás Montalbo, probablemente se formó en los talleres de las primeras generaciones de pintores indígenas del siglo XVII, época en la se inicia tendencia progresivamente más acentuada de capacitación y dedicación de los indígenas cajamarquinos a las actividades artísticas, como lo evidencia el contrato que suscriben los indígenas Tomás de Olivares y Juan de Sotomayor con el pintor Leonardo Jaramillo, en 1635, para que les enseñe el oficio de pintor.

Nicolás Montalbo fue de condición económica humilde, en su primer matrimonio edificó su casa en el barrio de San Pedro, en la calle Real (hoy José Gálvez). Posteriormente adquiere terrenos de dos y tres almudes, se siembra de maíz, y un terreno de medio almud lo recibe como herencia de su primera esposa. Todas estas propiedades rurales estuvieron ubicadas muy cerca de la Villa de Cajamarca.

Su vida artística fue de marcado éxito, alcanzando la máxima categoría al reconocérsele como Maestro, Pintor Principal de La Villa de San Antonio de Caxamarca, siendo probablemente uno de los pintores más prestigiosos de su época. Junto a él trabajaron reconocidos artistas indígenas como Tomas Carapacha y Pedro Cañare, maestros silleros cajamarquinos con quienes hace todos los trabajos de carpintería tallada en la iglesia de Belén, especialmente la sillería y probablemente las puertas magníficamente talladas; el confesionario, la estantería y cajonería del presbítero, entre otros.

Es evidente que la producción pictórica del maestro Nicolás Montalbo, tuvo demanda en los sectores medio y alto de la sociedad colonial cajamarquina, así como en el clero. La calidad artística de sus lienzos fue el principal argumento que tuvo la exigente orden religiosa de Belén para contraer sus servicios como artista, para pintar y decorar el interior de la iglesia de Nuestra Señora de la Piedad. Así lo manifiesta Montalbo en una de las cláusulas de su testamento al afirmar que:

…”Declaro que de servicio personal que serví en la iglesia de dicho hospital, me deben ajustar todas las cuentas treinta pesos de a ocho reales, el M.R. Pe. Prefecto Fray Joseph de Santa María que es actual en dicho convento, mando a mis herederos reciba y cobre por mis bienes”.

El pintado y decoración de la iglesia de Belén, bien puede constituirse en la obra más importante del maestro Nicolás Montalbo, en la que incorpora magistralmente los colores y la concepción plástica de tradición andina de Cajamarca de hojarascas, rombos y colores: ocre o rojo indio, amarillo oro y verde sobre fondo crema; así como también la impresionante alegoría del reino celestial de la cúpula central, como elementos centrales de la exuberante ornamentación de la monumental arquitectura barroca en Cajamarca, otorgándole una espectacular belleza.

Como pintor, su producción debe haber sido considerable, sin embargo, como el anonimato era una característica de los pintores y artistas del siglo XVII y XVIII, es casi imposible identificar los lienzos de cada uno de los pintores y sus obras artísticas en general, pueden estar en colecciones particulares y en las mismas órdenes religiosas de Cajamarca; sin embargo, por el nombre de lienzo es posible reconocer los cuadros que el maestro, Montalbo hizo para la iglesia de Belén información que el mismo pintor declara en otra cláusula de su testamento:

-“Ítem declaro que tengo en mi poder tres varas de tocuyo y un bastidor de dos varas y un cuarto de largo y de ancho vara tres cuartas, el cual está estirado y dibujado, mando, se le devuelva al M.R. Pe. Fray Esteban de Moncada, quien me las dio para hacerles una imagen de la MERCED, y no me ha dado su R.P. nada de hechura ni para colores”.

La imagen de la Virgen de la Merced, ya no existe actualmente. Además, podemos atribuirle al Maestro Nicolás Montalbo otros cuadros hermosos existentes actualmente en la iglesia de Belén, como JESÚS ANTE PILATOS, de 3.20 x 2.20, óleo sobre lienzo en el que el autor escenifica el juicio de PILATOS, cuadro que puede constituirse en lo más característico de la pintura de Nicolás Montalbo conocido a la fecha en la que se evidencia la calidad artística del maestro PINTOR PRINCIPAL DE LA VILLA DE CAJAMARCA.

Nicolás Montalbo, fue además un notable escultor de imágenes del bulto de santos y santas de la imaginería religiosa católica de Cajamarca, como el mismo afirma.

…”Le tengo al general Baltazar Caballero de Quiroz DOS NIÑOS DE BULTO DEL ALTAR, de media vara, el cual mando se le entreguen sin pedirle hechura que así es mi voluntad”.

Muchas imágenes de bulto de los primeros años del siglo XVIII, existen actualmente en la iglesia de Belén, los mismos que podríamos asignarle al maestro Nicolás Montalbo, como por ejemplo San Crispín y San Cipriano o el Cristo Crucificado en dos metros de altura, aproximadamente, de gran calidad artística. De igual manera, los dos niños Jesús entre otras imágenes existentes.

En su vida religiosa, Montalbo se convierte en fiel devoto de la orden Bethlemita, como consecuencia de la relación laboral intensa que establece con la orden. En su testamento expresa su voluntad para que lo entierren en la iglesia de Belén como lo había acordado con el Prefecto de la orden Bethlemita Fray Joseph de Santa María y con el hábito de la orden.

El maestro Nicolás Montalbo fallece en 1715, a los 70 años de edad aproximadamente, dejando sus bienes a su única hija reconocida, Magdalena Montalbo. Su obra artística en la Iglesia de Belén, lo ubica como uno de los pintores indígenas más importantes de la “Escuela Cajamarquina”. Junto al arquitecto Joseph Morales, fueron artífices de una de las joyas arquitectónicas más importantes del barroco Cajamarquino: La Iglesia de Belén, constituida como la más alta expresión artística cajamarquina en el arte colonial peruano.

II.5.        EL ALARIFE JOSEPH MORALES

Nació en Cajamarca Probablemente en 1670.Sus padres fueron el Alférez Diego Felipe Morales y Doña Andrea De Ayala.

Su Padre era ESPAÑOL y se establece en la Villa de Cajamarca en las primeras décadas del siglo XVII. En 1644, figura entre los españoles que adquieren solares urbanos en la traza el pueblo de Cajamarca por composición ante el Dr. Pedro Meneses “Juez de visita, venta y composición de casas y solares de españoles y demás mixturas que residen en el pueblo de Cajamarca”. Diego Morales adquiere dos solares por el valor de 50 pesos de a ocho reales, uno de los cuales estuvo ubicado en el barrio de San Pedro. Su madre fue indígena, hija de María de la Cruz, india quintera, una casta especial de Cajamarca Colonial que resultaba de la unión de un cholo con una indígena y el cholo a su vez, era el resultado de la unión de un mestizo con una indígena.

Joseph Morales, por consiguiente, se forma en las dos vertientes culturales: la occidental española y la andina cajamarquina. Desde niño vive en el barrio de San Pedro, su hogar materno, y aprende a leer y a escribir como lo evidencia la rúbrica y firma de su testamento. Asimismo, tiene una formación religiosa profundamente católica, es ferviente devoto de San Antonio y de Nuestra Señora de la Piedad, devoción preferida de la población indígena de Cajamarca; sin embargo se inscribe en el padrón de feligreses de la parroquia de españoles; adopta al igual que su padre, su identificación únicamente por el apellido paterno excluyendo el apellido AYALA de su madre, costumbre muy común en esta época y en su última voluntad testamentaria dispone que sea enterrado en la iglesia parroquial de españoles Santa Catalina.

Joseph Morales se forma en la fase inicial del apogeo artístico de Cajamarca en los talleres, probablemente, de los más renombrados arquitectos cajamarquinos como Juan de Céspedes Ledesma y Matías Peres Palomino. Observó con detalles la edificación de la iglesia Santa Catalina y los claustros recoletanos; así como también las grandes casonas señoriales de la arquitectura civil cajamarquina como expresión del nuevo estilo barroco que intensamente se venía imponiendo en la Villa de Cajamarca. Sus habilidades artísticas, tanto en el diseño como en la edificación misma, le permitieron obtener prestigio como sucesor de los famosos maestros arquitectos Juan de Céspedes Ledesma y Matías Peres Palomino.

Su condición de mestizo fue sumamente importante para reinterpretar la concepción de la arquitectura barroca de acuerdo a la tradición de la cultura andina de Cajamarca y expresarla en la arquitectura cajamarquina con sus propias características “sui generis”, en el contexto de la arquitectura virreinal peruana, como lo afirma el Padre Antonio San Cristóbal. Joseph Morales formó parte del vigoroso movimiento artístico que surgió en la Villa de Cajamarca desde la segunda mitad del siglo XVII y todo el siglo XVIII, constituido por artistas, casi exclusivamente indígenas y mestizos agrupados formalmente en gremios, como pintores, alarifes, silleros, talladores, músicos, joyeros y artesanos en general con estilos muy particulares que se difundieron en casi todo el espacio norandino, inclusive con influencia en la costa norte; características que hoy se identifican como Escuela Cajamarquina.

La obra de Joseph Morales es desconocida y casi no existe información. Pero se puede deducir que desde joven asumió, como arquitecto, la edificación de muchas casonas de españoles y criollos cajamarquinos acomodados, adquiriendo fama tomada luego en cuenta por los Bethlemitas para que lo contratasen como maestro arquitecto para la edificación de su nueva iglesia de piedra de cantería tallada. Efectivamente, antes de cumplir 30 años de edad, en 1699, suscribe contrato con la orden religiosa de Belén para la edificación de la nueva iglesia de la orden hospitalaria. Joseph Morales asume la elaboración del diseño y la construcción misma a dedicación exclusiva logrando culminar la edificación en 1744, tal como lo atestiguan las inscripciones en los pedestales de la Fe y la Caridad que coronan la fachada de la iglesia, cuyo texto es el siguiente:

“Acabose esta iglesia a 18 de mayo de 1744 siendo maestro Joseph Morales

La iglesia Belén es la única iglesia de la Villa de Cajamarca, que fue concluida por el mismo maestro arquitecto que la diseñó y edificó. Esto manifiesta la gran unidad Arquitectónica que forma el Conjunto Monumental de Belén.

Es importante saber que  Joseph Morales convocó al Maestro pintor Nicolás Montalbo, uno de los primeros pintores indigenistas más famosos de Cajamarca de fines del Siglo XVII, y primeras décadas del Siglo XVIII, para que pinte y decore el interior de la Iglesia Belén; quien en efecto, pintó el interior de la Iglesia Belén incorporando magistralmente los colores y la concepción Plástica de la tradición andina cajamarquina como elementos fundamentales de la Exuberante ornamentación, otorgándole una MONUMENTAL belleza.

Joseph Morales fue un ícono de la Escuela Cajamarquina, sensibilidad que compartió con el pintor Nicolás Montalbo y probablemente con otros pintores.

En su casa, según su Testamento tuvo más de 16 lienzos de Motivos religiosos, así como también imágenes de bulto de la iglesia católica cajamarquina.

La obra sin duda más importante de Joseph Morales definitivamente es la Iglesia Belén.

EL R.P Antonio San Cristóbal, Uno de los estudiosos más importantes del Barroco Peruano, afirma:

…” La Iglesia Belén destaca notablemente como uno de los más Bellos Templos Virreinales de Planta de Cruz Latina, edificadas en el Siglo XVIII. No se observa en ésta Iglesia modificaciones o remodelaciones que a alteren su disposición Monumental y estructural inicial. Hoy se constituye en uno de los atractivos Turísticos más importantes de la ciudad de Cajamarca, bajo la Administración de la Dirección Desconcentrada de Cultura -  Cajamarca.

EL maestro Joseph Morales fallece en la Villa de Cajamarca en 1745, enterrándose sus restos en La Iglesia de Españoles Santa Catalina.

III.            CONCLUSIONES

 

  1. Los Bethlemitas constituyeron un grupo identificado con la religión católica, se inició en Guatemala durante la época colonial, estuvo compuesto por hombres unidos por votos simples.
  2. La Orden Bethlemita, empieza a establecerse eficientemente, tanto con los bienes del hospital como la hacienda y el Obraje de Porcón, así también con las donaciones de españoles y lugareños cajamarquinos.
  3. Algunas de las obras de la arquitectura colonial peruana más sorprendentes se encuentran en el denominado Conjunto Monumental Belén en Cajamarca.
  4. En total, el Conjunto Monumental de Belén en Cajamarca lo forman: la iglesia de Belén, el Hospital de Hombres y al otro lado de la calle Junín, el Hospital de la Mujeres.
  5. Lo curioso es que este conjunto si bien tuvo sus inicios por el siglo XVII, se mantuvo activo y en funcionamiento hasta mediados de la década de 1960.
  6. Si bien seguramente en muchos libros de turismo o agencias de viajes lo denominan “Museo”, puede ser visitado por los turistas nacionales y extranjeros y todo aquél que se interese en ver estas fantásticas obras arquitectónicas, se encuentra en uno de los lugares más visitados en la en Perú.

 

IV.           RECOMENDACIONES

     Promover la llegada de visitantes internaciones y nacionales, ya que representa el 95% del total de la demanda en el departamento de Cajamarca.

     Acrecentar la llegada de turistas al departamento de Cajamarca y sus principales atractivos turísticos, entre ellos el Conjunto Monumental de Belén y apuntar a un crecimiento superlativo en los últimos años.

     Mantener el interés del Gobierno Regional de Cajamarca (GRC) a la actividad turística dentro del plan de reactivación económica. 

 

V.             REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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